Declaro oficialmente abierta la veda de la sandía.
PS. El único fin de esta entrada es relegar al desván de los antiguos post el que me está descontrolando la plantilla.
“Martín C.
Soller | Mallorca | | España | 52 años | Inmobiliaria / Construcción | GAFAS
Es un golfo está en varias páginas de contactos, y lo que hace es quedar, dice que le gustas mucho, que está enamorado, te invita a cenar, se pasea con un Jeep Mercedes, dice que tiene barca y moto un chalet, no tiene hijos, lo único que quiere es estar con una diferente cada día en la cama, mucho cuidado es un ..........y muy simpático, te diviertes mucho con l, pero al final siempre te la pega. MUCHO CUIDADO CON ESTE INDIVIDUO.”
“José Miguel C.
Ceuta | Jaén | | España | 30 años | Funcionario | PELO CORTO
******* de profesión y actualmente en Ceuta. Pelo corto y castaño, muy alto y de complexión fuerte, este señor se dedica a dejar embarazadas a todas las chicas que encuentra en su camino, aunque luego hay que reclamar judicialmente la pensión. Mentiroso por naturaleza, va de victima de malos tratos infantiles para infundir pena. Además te hace creer que es un terrateniente cuando en realidad no tiene más que deudas, multas y juicios pendientes. ¡Mucho cuidado con él!”
“Luis F. M.
Barcelona | Barcelona | | España | 37 años | Área Jurídica | GAFAS
Al principio va muy de tímido. Siempre dice que tiene que estudiar y que es un chico muy serio que se quiere casar. Es adicto al porno. Usuario habitual de varias páginas. Siempre lleva el teléfono en silencio.”
Lo que acabáis de leer no es el principio de un microcuento, sino un extracto de Descubreinfiel.com, un tablón de anuncios público y on-line para que las mujeres cuelguen los datos del hombre al que acusan de haberlas engañado con el objetivo de que el resto de la población femenina esté alerta ante dicho sujeto y actúe en consecuencia.
En esto de la red nunca sabes cuándo los blogs y webs que te encuentras son serios (en el sentido de que realmente buscan la finalidad que anuncian, no que sus contenidos sean sensatos o dignos de crédito) o una sátira para divertimento de internautas.
A vuestra discreción dejo elegir la categoría a la que pertenece www.descubrealinfiel.com, un sitio cuyas autoras, Bárbara y Gabi, describen como “la primera red social de mujeres unidas para descubrir a los hombres infieles… Un punto de encuentro de todas aquéllas que no quieren vivir en la ignorancia, que quieren saber la verdad, que están dispuestas a seguir adelante, a dejar atrás las mentiras y el dolor, y ser fuertes”.
Descubrealinfiel, dicen, ha nacido con el objetivo de ser una herramienta útil para las mujeres, “una comunidad donde descargar nuestras frustraciones diarias, nuestros miedos y nuestros rencores, nuestros secretos más íntimos y para ayudar, en la medida que podamos, a tantas y tantas mujeres que pasan cada día por situaciones que algunas ya hemos vivido y hemos aprendido a superar. Si este portal sirve para prevenir a una sola mujer de las garras del lobo, habrá merecido la pena. La experiencia, amigas, ya lo dice el refrán, es un grado”.
La web ofrece un buscador interno por nombre y zonas geográficas donde una puede buscar a su novio/marido/pareja por si las canas al aire.
Aunque las estadísticas dicen que los hombres caen más en la infidelidad, según el primer estudio sobre conductas y preferencias sexuales de usuarios de Internet en España llevado a cabo por el portal de contactos Sexole, las mujeres son más infieles que los hombres (50% frente al 44%). Parecería lógico que hubiera en la red un portal similar a éste de sexo contrario, pero si existe (en español) no he dado con él.
Sí hay webs como exnovias y elcornudovengador que aunque se presentan como medio de venganzas no son más que lugares de contenidos y contactos sexuales, sin más contemplaciones. De donde puede deducirse que aún siendo infieles por igual, las mujeres somos más organizadas o nos importa más el engaño, por lo que buscamos el modo de castigarlo. O simplemente somos más rencorosas y buscamos una compensación.
La visión empresarial también se aprovecha de estas situaciones, ya que mientras el sector infiel cuanta ya en España con, al menos, dos webs que se ofrecen a dar cobertura al ardid y evitar ser descubierto, el de las parejas engañadas cuenta con varios softwares telefónicos para instalar en el móvil del sospechoso o teléfonos con determinados dispositivos ya incorporados, que permiten recibir copia de cada sms o llamada que realiza la persona que deseamos espiar. Sin olvidar el tradicional detective privado, claro.
Sin comentarios.
PS. El cambio de color de los enlaces no debe achacarse a la autora, sino a los expedientes x que me regala blogger de cuando en cuando.
Fotos: Flickr
Para saciar nuestra curiosidad silenciosa, aquí tenéis los textos originales escritos en el Silencio por Mallarmé. Encuesta sin trascendencia original, publicados en Revista de Occidente (noviembre de 1923). Deduzco que no todos están completos ante tanto punto suspensivo, pero no he podido contrastarlo con la publicación original.
"(...) Es mucho silencio el de cinco minutos. Terror de atravesarlo a nada mudo. Distraerse y hablar fuera un naufragio. Los mástiles que se inclinan hacia los naufragios. (Mallarmé). Es como atravesar una plaza grande y vacía bajo el sol: agorafobia. La idea de este silencio es de Alfonso Reyes. A ningún español se nos hubiera ocurrido esto. A los españoles nos avergüenza toda solemnidad, nos ruboriza. ¿Por qué? Pueblo viejo. Tenemos en el alma centurias de solemnidades; éstas han perdido ya la frescura de su sentido y nos hemos acostumbrado a pensar que son falsas y desvirtuadas. Alfonso Reyes. Alfonso, nombre de reyes, es americano. Pueblo joven. La juventud es, dondequiera que se halle, en un hombre, en un pueblo, un sistema de muelles tensos que funcionan bien y se disparan con toda energía. El joven lo siente todo heroicamente, mitológicamente, con plenitud y sin reservas. Los pueblos niños viven en perpetuo estreno, como los niños. Lo estrenan todo. (...)"
"Primero pensé esta fórmula aproximada: Mallarmé = Baudelaire + Poe; pero luego me ha parecido inexacta, porque unos años han bastado para darnos de Mallarmé una imagen aislada, de puro clasicismo.
Su poesía nos sorprende hoy por dos motivos esenciales y casi únicos: la perfección y la claridad; una claridad tan intensa, que resulta a veces cegadora; hiriente sensación de luz , transparencia o reflejo, trozo de hielo o diamante, exaltación y equilibrio extremados (...)"
"Después del resplandor súbito,
Venia un vacío frío.
Fui seguro hacia su sombra,
-pero ciego-
Un infinito
querer me atraía al fondo
de aquel encantado abismo.
Le eché mi alma, sin ver,
y sus piedras imantadas
respondieron con suspiros.
-¡Suspiros, mundos de oro,
rejustos a lo vacío,
prados enhiestos de gloria,
envueltos en vientos ígeneos!...
Quedó la gracia, salvada
del poder desconocido,
por mi, besando mi boca,
espíritu con espíritu.
Quedó, mirando mis ojos
con un indeleble signo
de eternidad, en el reino
claro y firme de lo dicho."
"Espero que no se tache de cinismo a mi declaración de que pensar, lo que se llama pensar, no pensé nada en la coyuntura. Yo sólo pienso cuando hablo o escribo, es decir, cuando articulo y redacto. Incapaz de encontrar el menor sentido a la antigua y desacreditada separación entre "fondo" y "forma", no he logrado jamás pensar sino con y por las palabras (u otras formas, como las líneas, puesto que con frecuencia dibujo también). (...)
El primer minuto pudo pecar, necesariamente, de dispersión y aleteo.
El segundo minuto se balanceó un poco y cayó con lentitud espesa, así como cae del pico del cuentagotas farmacéutico la lágrima de jarabe que dosifica una mano escrupulosa.
El tercer minuto se distrajo porque acertó a pasar por las cercanías una figura algo extraña, que sobre la calada caperuza del impermeable negro se había encasquetado un sombrero hongo, negro también. Para la aparición, nosotros fuimos recíprocamente una aparición. Se detuvo un punto, miró sin demasiada curiosidad, y se fue.
El cuarto minuto de silencio tuvo calidad de roce de ala. Una tras otra, lo fueron sintiendo las frentes descubiertas, con una sucesión que ya excluía el sobresalto.
El minuto final se quedó vacío, y ya dejaba sentir, acaso, cierta superfluidad. Sus paredes se volvieron delgadas y se irisaron, como las de la pompa de jabón próxima a romperse. La señal de que el tiempo había transcurrido le reventó. (...)"
"(...) No fijé nada la atención en Mallarmé a pesar de sus insistentes llamadas. Eran las presencias corpóreas las que de un modo avasallante saltaban sobre mi atención. Quise cerrar los ojos, pero me reí. Nueva herejía que malograba mi parte en la ceremonia. Largué la mirada a su gusto. Dio en los árboles, en los caminos y las personas. Pensé en la psicología de los primeros, en la importancia de los segundos y en las formas de los terceros. No es posible iniciar desde aquí a nadie en la psicología de los árboles; huelga ponderar la excelencia de las grandes avenidas y humildes senderos, si estamos en que la nobleza de un jardín depende de sus dimensiones y de su recato, respectivamente, como del tamaño y edad de los árboles. (...)"
"(...) Creo que no pensé en nada, al pronto. Una sensación de bienestar, hecha de la luz gris de aquel día fino, del encanto científico del jardín y del mundo acuerdo de los espíritus en la espontaneidad del acto. Miré de pronto a la izquierda. Por allí asomaba un hombre, quizá un guarda; no veo bien de lejos, y no llegué a precisar. Temí que un paso inoportuno interrumpiera nuestro rito. Pero el que fuera se alejó. (...)"
"Muy señor mío: En contestación a su requerimiento confieso con toda sinceridad, es decir, con todo descaro, que durante los cinco minutos de la ceremonia muda en memoria de Mallarmé dominó en mi un profundo temor, el temor de quebrar el silencio con alguna exclamación irreprimible. El Jardín Botánico tiene la devoción de todos los años de mi vida. Allí aprendí a pronunciar las primeras palabras. Después, en las primaveras juveniles, he colgado muchos ex votos sentimentales en sus enramadas, junto a los racimos de las glicinas y los tirsos de las lilas. Ha sido para mi una basílica vegetal, con las agujas de sus cipreses, los arbotantes de los sauces, el claustro de su emparrado. (...)"
"En la gloria del otoño, más que en la gloria del poeta. Pero ¿no era esta primera mañana otoñal el mejor homenaje a Mallarmé? Los árboles, los árboles cultísimos del Jardín Botánico, con sus palabras latinas, eran para mi un coro misterioso, la única voz que podía oírse en el gran silencio que a todos nos envolvía. Porque mientras todos callábamos, los árboles, con sus letreros negros, grandes letreros que a veces casi ocultaban el tronco pequeño de algunos, hablaban una lengua de eternidad. Pasó nuestro silencio perfecto de cinco minutos. Frente a nosotros quedaban aquellos árboles. Eran un símbolo de la permanencia de la cultura humana."
"(...) Quietos, atraillados por un silencio denso, tenso y cuajado, quedamos como suspendidos en el silencio, y comenzamos a marchar juntos, transportados, en el tiempo. Eran ya incapaces de turbarnos las vagas siluetas que atisbaron, curiosas, por entre los árboles rotulados o las estatuas que arropan el prestigio de su plata oxidada con edredones de hojas. Únicamente el paso de alguna mujer hubiera conseguido disociar la trabazón del grupo ensimismado. La onda que cada cual produjo al sumergirse, se había diluido en las demás, y nos unía, ahora, un cerco tirante.
Con todo, nadie pensaba en Mallarmé seguramente (ni aun en Romains, o en Durkheim, como pudiera suponerse.
Durante el transcurso de los cinco minutos, el grupo pensaba únicamente en eso: en los cinco minutos que, ásperos y difíciles, transcurrían para él. (...)"
Uno de los silencios de los invitados especiales a la nueva cita en el Botánico, el pasado 23 de abril.
"Cuando dejé de fumar perdí la noción del tiempo. Entonces mi tiempo se medía en cigarrillos. Un cigarro tardaba más o menos cinco minutos en consumirse en mi boca de fumador. Cuando uno ha fumado y ya no lo hace cinco minutos no son cinco minutos son una eternidad. El cigarro dice luego, escribió Mallarme. El tiempo no dice nada".
Y algunos de los aportados por navegantes de la web Silencio por Mallarmé.
Antonio Manuel Fernández Morala
SILENCIO...,por el jardin; pálabras y letras, van meditando entre sombras de árboles.
"Iba a escribir silencio para empezar, pero se ve que mi mano derecha ya no mide bien, y los dedos terminaron puestos justo en las teclas de su derecha. Dilrnvio, escribí. Casi un diluvio, pensé. Qué frágil es el silencio, basta tan poco para acabar con él. Con dos gotas de lluvia, ¡ojalá fuera un diluvio!, y se acabó el silencio. Poco más pensé, ah, sí, otra vez, el silencio es música, y qué difícil es interpretarlo sobre la partitura... Tocar un silencio, se diría. Y sí, porque el silencio, más que de oído, es cosa de tacto."
Foto: Jardín Botánico de Madrid.
El Jardín Botánico de Madrid y Escuela de Escritores invitan a los amantes de la escritura a emular a Ortega y Gasset, Alfonso Reyes, Juan Ramón Jiménez o Eugeni D’Ors en el Silencio por Mallarmé
(Madrid, 17 de abril) En 1923, un grupo de escritores y poetas entre los que se encontraban José Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Eugeni D’Ors o Antonio Bergamín se reunió en el Real Jardín Botánico de Madrid para reivindicar el silencio, la reflexión y la escritura en un homenaje al poeta francés Stephane Mallarmé. Ochenta años después, el Real Jardín Botánico, CSIC, y Escuela de Escritores recuperan esta acción para celebrar el próximo jueves 23 de abril el Día del Libro. Escritores como Javier Rioyo, Juan Carlos Méndez Guédez, Javier Sáez de Ibarra o Juan Carlos Chirinos participarán desde las cinco de la tarde en el Silencio por Mallarmé, un acto al que podrá unirse cualquier amante de la escritura que se acerque al Real Jardín Botánico. Además, y desde las cuatro de la tarde, los profesores de Escuela de Escritores impartirán talleres de escritura gratuitos en varias localizaciones del Botánico.
La historia original del primer, y hasta ahora único, Silencio por Mallarmé se remonta al 11 de septiembre de 1923 cuando el escritor mexicano Alfonso Reyes reunió a un grupo de amigos en el Jardín Botánico de Madrid con la excusa de homenajear a Stéphane Mallarmé, el poeta del silencio. Ortega y Gasset, Antonio Marichalar, Eugeni D’Ors, José Bergamín, Enrique Díez-Canedo, Mauricio Bacarisse, José Moreno Villa y Juan Ramón Jiménez acudieron a la cita y siguieron las instrucciones de Reyes: sentarse durante cinco minutos en algún lugar del Botánico y, a continuación, escribir qué habían pensado durante ese tiempo. Bautizaron el encuentro como El silencio por Mallarmé (Una encuesta sin trascendencia) y, aunque pocos se acordaron del poeta francés durante esos minutos, publicaron estos textos breves sobre el silencio, la reflexión y la escritura en el número 5 de la Revista de Occidente.
Hasta aquí la nota de prensa de Escuela de Escritores, con la foto oficial de aquel primer encuentro, según recogen en su web. Abajo, el guiño de los organizadores, el juego de espejos con el cuál anuncian que este único documento gráfico ha dejado de ser único, ya que en los archivos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se ha descubierto un metraje de película, inédito hasta la fecha, que muestra al poeta Antonio Villalba mientras busca inspiración en los jardines durante los cinco minutos de silencio.
Si, hostiles alas nubes y al suelo que lo roe,
bajo-relieve suyo no esculpe nuestra mente
para adornar la tumba deslumbrante de Poe,
que, como bloque intacto de un cataclismo oscuro,
este granito al menos detenga eternamente
los negros vuelos que alce el Blasfemo futuro.
(Del soneto La tumba de Edgar Poe)
Hemingway creía en la teoría del iceberg y aquí la llevó hasta el límite: “Siempre trato de escribir siguiendo el principio del iceberg. Ëste conserva siete octavas partes de su masa debajo del agua. Uno puede eliminar alguna de las partes que conoce y eso fortalecerá el iceberg. Es la parte que no se deja ver”.
Ha habido varias iniciativas basadas en las seis palabras de Hemingway. Hace unos años, una revista norteamericana propuso a varios autores escribir sus propios micorrelatos y más recientemente, la revista electrónica Smith recogió en el libro No es como lo había planeado (memorias en seis palabras por escritores famosos y oscuros), las mejores autobiografías de sus lectores.
Un ejemplo de la primera: “Era muy caro seguir siendo humano.” (Bruce Sterling)
Y de la segunda: “Reparo retretes, me pagan una mierda.”
En esto de escribir, si compartimos la opinión de Julio Cortázar sobre que “la novela se gana por puntos y el cuento, por K.O.”, ¿cómo deberían ganar los relatos híper breves? ¿Por desintegración de un rayo láser? Porque en 30 líneas ya se pueden decir cosas, pero ¿en seis palabras? Y sin embargo, los hay contundentes como un knock-out y definitivos como un láser.
Para mí, el archifamoso y citado microcuento de Augusto Monterroso no entra precisamente en esa categoría: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí." Es sugerente, claro, y muy evocador, incluso poético, pero para contundencia el de Hemingway, que te abre un abanico de posibilidades, algunas dolientes y otras absurdas, según la imaginación de cada cual.
Entre mis favoritos está, sin duda, el relato de ciencia-ficción más breve del mundo:
Intentadlo, es adictivo. Al principio cuesta arrancar, pero luego coges carrerilla y no puedes parar de escribirlos. Eso no significa que el resultado sea una obra maestra, pero es divertido. Y eso es lo que cuenta.
Atención al cruce: mundo sin frenos.
Se compran almas. Se venden penas.
Recomendación: doblar la vida sin romperla.
Y llegaron juntos por caminos bifurcados.
Descubrí el tiempo: perdí el reloj.
Cenamos sopa de letras en silencio.
A veces soñaba que seguía vivo.
Velocidad limitada: Dos besos por minuto.