Politoxicómano, adicto al trabajo, autodestructivo e infiel irredento, de este modo se retrató a sí mismo Bob Fosse en Empieza el Espectáculo (All That Jazz, 1979), una anticipación de su propia muerte, que se produciría sólo ocho años después por el mismo ataque al corazón que se lleva por delante a Joe Gideon, el coreógrafo protagonista de esta película y trasunto del propio Fosse, quien ya había sufrido un infarto en 1975, durante el montaje en Broadway de Chicago.
Descubrí a Fosse con esa película, aunque Cabaret se estrenara siete años antes. Y con él recuperé un género que hasta entonces sólo me había procurado agradables siestas las tardes de sábado, cuando la única televisión que teníamos se empeñaba en programar musicales (y westerns, que por eso creo que aún no les he cogido el gusto).
Eso de que la gente se pusiera a cantar y a pegar brincos en mitad de la calle como si tal cosa no me entraba en la cabeza y el hecho de que, encima, cantaran en inglés sin subtítulos me llevaba directamente al aburrimiento, ya que mi conocimiento del idioma del 'bardo de Avon' ahora es comme ci comme ça, pero de aquélla era directamente une merde (se nota que yo era de las de francés, ¿no?).
Pero un día cualquiera de cine me sorprendió un tráiler plagado de baile y música, con un ritmo tal que me dejó arrobada frente a la pantalla del Real Cinema. (¿Existe un cementerio de los cines muertos, como ése de los Libros Olvidados de Zafón, en el que permanecen a salvo para siempre de la ‘piqueta incivil’ los cines Principado, Ayala, Roxy, Palladium, Real Cinema, Aramo, México…?)
Las casualidades que te llevan de un lado a otro de la vida me llevaron a mí a aquel cine y a aquel tráiler para poder enamorarme del musical, sobre todo del musical americano. Lo siento, queda mal, pero es así, ni me mentéis Bailar en la Oscuridad de Lars von Trier, que me da dentera.
A la semana siguiente estaba la primera en taquilla, comprando mi entrada para el estreno de Empieza el Espectáculo, título español inspirado en la frase que Fosse/Gideon repite cada mañana ante el espejo de su cuarto de baño, donde desayuna tabaco y anfetaminas a ritmo vivaldiano: It’s show time, folks!
Tenía 17 años y cinco décadas de cine musical por redescubrir. Cosa que hice, empezando por el propio Fosse y siguiendo hacia atrás por Gene Kelly, Vincente Minnelli, Stanley Donen, Fred Astaire, Busby Berkeley y Ziegfeld hasta el mismísimo Cantor de Jazz (The Jazz Singer, 1927), primera película sonora de la historia del cine y primer musical. Rodada el año en que nació Fosse.
Hoy, la Santísima Trinidad es para mí Cantando bajo la Lluvia (Singin' in the Rain, 1952), Empieza el Espectáculo (All that Jazz, 1979) y Moulin Rouge (Moulin Rouge!, 2001). Y Bob Fosse es mi profeta.
Este post estaría lleno, si técnicamente pudiera, de videos con sus montajes y coreografías, pero lo dejo en cuatro momentos, Big Spender, (Sweet Charity, 1969, reinterpretación de Le Notti di Cabiria, Fellini, 1957); Mein Herr, (Cabaret, 1972); Snake in the Grass, (Little Prince, 1974), y Take off With Us (All That Jazz, 1979).
Cuando te apasiona algo, qué difícil es ejercitar el siempre recomendable arte de la mesura y la contención. Pero yo no puedo hacerlo con Fosse, quizás por eso le entiendo. Me entusiasman y me arrebatan sus coreografías, su sentido del ritmo, su forma de jugar con los bailarines en un puzzle desenfrenado y trilero, su chulería, su estilo…
Calificada en ocasiones como el 8 y ½ (Fellini, 1963) del show business por retratar su grandeza y su servidumbre, Empieza el Espectáculo no sólo disecciona el mundo de Broadway, sino su propio mundo, el de un hombre que, a pesar de los problemas cardíacos que ha heredado y que le causan un primer infarto a los 48 años, sigue fumando (dicen que hasta seis paquetes al día), tomando anfetaminas y empapándose de alcohol, sin dejar de trabajar nunca porque el espectáculo es la más adictiva de las drogas.
Fosse coreografió su propio funeral en ese apoteósico fin de fiesta con el que se cierra Empieza el Espectáculo y donde el bye bye, love, bye bye, happiness, hello, loneliness, I think I'm gonna cry, de los Everly Brothers, se convierte en bye bye, life, bye bye, happiness, hello, loneliness, I think I'm gonna die, de Gideon/Fosse.
Y se murió ocho años después, en brazos de su tercera ex mujer, a las puertas, cómo no, de un teatro de Broadway.
“Vive como si fueras a morir mañana, trabaja como si no necesitaras el dinero, baila como si nadie estuviera mirando”. ( Bob Fosse)
There's No Business Like Show Business.