TODO PRINCIPIO ES UN FINAL
El todoterreno circula rápido, su conductor
seguramente conoce el camino y no le demora la niebla que avanza por el bosque,
ni la noche a punto de caer. La pista forestal que conduce desde el cruce de
Fuensanta, donde termina la carretera, hasta el molino y el palacio de la
Ferrería es un largo y, a veces, estrecho túnel, encajado entre los árboles y
el cauce del río.
Quizás por eso, los tres hechos se producen en
rápida sucesión, sin que nada pueda evitarlos: La figura que aparece en medio del
camino, el golpe seco contra la chapa y las ruedas, trabadas por los frenos,
patinando sin control sobre el barro.
Sorprende que ni un ruido quiebre la calma del
bosque, que no cante la corriente del río ni alce el vuelo algún mochuelo
asustado.Cuando el vehículo se detiene al fin, el
silencio es absoluto.