"¿Sabía él, acaso, por qué llegó el
tedio? No hubo discordias ni engaños. Nunca tuvieron problemas graves, de esos
que rematan a una pareja con la contundencia con que un alcohólico trasiega una
copa de coñac. Tampoco hubo hijos por cuya educación discutir. Simplemente
ocurrió. Un día la amaba y al siguiente había dejado de hacerlo".
Y
así es.
La historia más breve.
Sin
amor, sin gloria.
Sin
un héroe en su cielo.
No
puedo apartar mis ojos de ti.
No
puedo apartar mis ojos de ti.