Mi
gata no puede evitar
ser un poquito
rara,
que nació de
un puma negro
y de una
pantera blanca
y la trajeron
volando de América
cuatro
misteriosas magas.
Una abrazaba
su lomo,
otra cogía sus
patas,
la tercera,
que reía cosquillosa,
su cabeza
sujetaba.
La cuarta,
para no caerse
todas de las
carcajadas,
con los
bigotes de Anya
trenzó dos
largas coletas
y se columpió
con ellas
desde el cielo
a mi ventana.
Ya
que estreno nuevo diseño del blog con un dibujo de Zipi del que estoy
orgullosa cual gallina clueca, aprovecho para dar a conocer a un gran
ilustradora asturiana, Beatriz Alonso, que ha sido tana amable de poner en imágenes uno de mis cuentos.